viernes, 6 de mayo de 2011

Poco a poco

Todo comienza perfecto, primero te pones lo audífonos, luego vas buscando cuidadosamente lo que vas a querer escuchar en tu iPod y al escuchar la música te dejas llevar y entras en un lapso mental del cual no te puedes zafar.
Lo que acabo de narrar me ocurre cada mañana en el carro vía al colegio y en las noches cuando no tengo nada que hacer, solo me dejo llevar por mi iPod. Ya en esos lapsos mentales junto a la música comienzan los pensamientos a revolotear, empiezan a fastidiar y pierdo el hilo de la música y le doy cierto privilegio a esos pensamientos. Empiezo a indagar; converso conmigo mismo y hasta llego a cambiar la música buscando un artista acorde al pensamiento (Tristeza-Athlete, Emoción-The Killers, Ira-Foo Fighters, [...]). El pensamiento rápidamente me consumió y se apoderó de mi cabeza.
Busco escapatoria, el pensamiento sigue, la música prosigue y el destino se aproxima. Caigo dormido y me levanto a los 10 minutos, las canciones han pasado y a veces el disco ya ha terminado y los pensamientos siguen  intactos. Me quito los audífonos, volvemos a la realidad. Llego a mi destino y todo sigue bien hasta que volvemos al carro o el autobús. Me pongo los audífonos y busco el artista; ya encontrado, empiezo a auto evaluarme, empiezo a criticar todos mis errores, a corregir los diálogos mal dichos y haberme lamentado de no haber dicho lo que tenía que decir. Me lamento por dentro y así sucesivamente todos los días.

¿Por qué hago eso? Porque quiero mejorar, tal vez no sea la mejor manera, pero uno tiene que aprender como sea, porque si no ¿qué estaría haciendo? Solo estaría escuchando música sin darle un sentido, sin darle mi sentido. Yo soy una de esas personas que piensan que la música tiene 2 sentidos: El que le da el grupo o autor y la manera en que uno la interpreta.

Me pongo los audífonos y sigo con mi día a día...

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