Cada vez me tiene más preocupado el pensamiento que frecuento en todo el día y atormenta por las noches al momento de colocar mi cabeza en la almohada fría y ver el techo. Cientos de oraciones pasan en mi cabeza queriendo ser pronunciadas por mi imprudente boca sabiendo el placer que tendrían esas palabras con sus sabores amargos, crudos, implacables y directas. Desconoces cuanto quiero decirte cada palabra que he pensado y para mi, te mereces pero es mi compasión, tus palabras necias sin sentido y otros factores externos que no puedo controlar los que no me dejan decirte en tu cara todas las cosas que me molestan de ti. Fueron treinta los días para entender que no quiero seguir hablándote porque se como terminarán todas las conversaciones y yo soy el que termina más molesto de los dos.
Ahora en estos precisos instantes lo acabas de volver a hacer, ¿es tu hobby? ¡No me gusta! Pero dudo que lo vayas a entender, tu terquedad es digna de admirar, me lo demostraste ayer.
No quiero escribir de ti, me limitaré a decir una cosa que no me interesa si lees o no, me da igual: la fraternidad es algo muy fuerte, tal vez inquebrantable, algo que jamás separa personas, únicamente los une y es eso lo que ella está haciendo hoy, mantenernos unidos, no éste confinamiento agradable y exótico en el extranjero porque si habláramos de lazos, te prometo que todo sería distinto, no me has dado ni una razón para no cortarlo. Es tu actitud lo que hará que nos distanciemos, ya tu te darás cuenta.
Tal vez escribo esto porque estoy molesto contigo y tu sigues con la misma conducta de siempre o porque me cansé de decirte palabras que no tendrán otra finalidad que incomodarte y usarás para molestarme. No lo sé, lo único que sé es que cuando ponga de nuevo mi cabeza en esa almohada fría al momento de acostarme y ver el techo tendré el mismo pensamiento de siempre.
"Es tu actitud, no tu aptitud la que define tu altitud" Postal Service.
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