miércoles, 3 de julio de 2013

Que sería

Mis suspiros tienen nombre y apellido. Suspiros que se deslizan por mi boca vacilante al observarte, sea por fotos o en persona, ambas maravillosas. Mi cabeza pierde la noción del tiempo, olvido el sentido de la percepción. El mundo es nuestro ante mis ojos, sólo estamos tú y yo. Temeroso camino hacia ti con la seguridad de un aventurero, cada tres paso originan un traspié fácil de disimular. En mi cuerpo empiezo a sentir tu mirada, como recorre mi pecho y poco a poco sube por mi cuello hasta chocar tu mirada con la mía. Mis ojos ya conocen tu cuerpo, pero no tu mirada. Me encanta. No quiero pestañar para no perderme ese color miel de tus ojos que me habla y me tranquiliza. Ya doy pasos sin traspiés, me diste seguridad.
Enseguida me encuentro frente a ti. Ya los dos nos conocemos pero no hemos tenido el placer de presentarnos. Palabras que parecen susurros salen de tu boca, al parecer es tu nombre aunque no lo escucho bien por querer sentir ese dulce calor de hogar en tu forma de hablar. Hablo y las oraciones se atropellan, soy torpe porque tu belleza me abruma. Intento volver a pedir que me repitas tu nombre; esta vez si lo escucho y sonrío como un niño pequeño notando que en la comisura de tus labios se ha comenzado a formar una sonrisa. Los sentimientos y las sensaciones están a flor de piel, no quiero perder el tiempo, quiero decirte todo lo que siempre he pensado y ensayado al verte, no sabes lo difícil que es para mi no tenerte, estar contigo es mi sueño. Ojalá pudiera saber que piensas en esa cabecita, dudo que estés como yo.
Sin notarlo, mis dedos se entrelazan con los tuyos y el calor de mis manos calienta las tuyas. Siento tu respiración en mi pecho sin despegar tus ojos de los míos, ambos aún sin parpadear, somos el mundo, tu y yo, nada más, nada menos. Reposas la cabeza en mi pecho, te das por vencida o me lo haces a entender, y yo sin pensarlo alzo con mi mano tu cabeza posando mis dedos en tu barbilla dándome el panorama de tu dulce boca. Esos labios finitos, que esconden una sonrisa y ocultan un beso me deja atónito. Ahora soy yo el que no para de ver tu boca, nuestras respiraciones se vuelven más lentas y profundas, tus ojos empiezan a cerrarse y tu mano a sujetar con más fuerza la mía, nuestra bocas a milímetros de lo impensable hace pocos segundos termina siendo una realidad. Puedo sentir tu ser, tu yo, la persona que jamás pude observar. Mi corazón se acelera, es tu culpa, mis manos recorren tu espalda y tú sujetas con fuerza mi cuello para que el momento jamás termine. Ninguno de los dos quiere eso. El aire se acaba y empiezo a sentir esos suspiros que indican la proximidad de una sonrisa. No quiero que acabe, ver tu sonrisa, tu nariz chocando levemente con la mía indican el final. Nuestras manos vuelven a estar juntas y nuestras respiraciones al igual los latidos se normalizan. Ya terminó. Siento que no te vas a ir. Así te imagino, no digo que vaya a ser así pero se que va a ser algo parecido o mejor. 

1 comentario:

  1. Correr hacia el fuego hermano. Nunca correr del fuego, siempre hacia el fuego. Bien sentido.

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