Me preocupa tener que dejarlo cuando ya apenas logré entender un poco como funciona la soledad.
Él todos los días nos extraña sabiendo que al cruzar el marco de la puerta nos encontrará dormidos, despiertos, jugando o comiendo, pero siempre feliz porque estamos ahí luchando sin darnos cuenta contra la inmensa soledad que tienen estas habitaciones de hotel de autopista. Es duro, yo apenas lo entendí tres días después de despedir a mi madre, él ya la ha ido conociendo y no la merece.
Uno nunca sabe como estar sólo, son los ermitaños los que deciden por voluntad propia vivir solos, él no, y yo tampoco. Supongo que es parte de la vida tener a la soledad de compañera e ir conociéndola sin jamás terminar saber todo de ella.
El consuelo de saber que lo veré un mes después de ya haberme ido no me satisface del todo, él me lo dijo: "el hombre es una persona que no está acostumbrada a la soledad, uno nace teniendo una familia que permanece toda la vida contigo y es por razones externas que uno se debe separar de ella". Es verdad en parte.
Lo único que ahora tengo de consuelo es a Drexler.
No hay comentarios:
Publicar un comentario